Rutinas que inspiran: cómo organizar tu día siendo emprendedora
Emprender es intenso. Emprender un proyecto creativo mientras trabajas a jornada completa… es un reto mayor. Durante mucho tiempo pensé que solo podría dedicarme a babbia si tenía todo el día libre para ello, pero lo cierto es que aprender a organizarme (desde mis ritmos y mis recursos) ha sido una parte clave del crecimiento de la marca.
Este post no va de fórmulas perfectas, sino de cómo organizo mi día a día para seguir conectada con babbia, cuidando mi energía y disfrutando del proceso. Porque sí, se puede crear sin agotarse… aunque no siempre salga como esperas.
Entre semana: babbia antes y después del trabajo
Mi jornada laboral empieza temprano, así que por las mañanas aprovecho el traslado a la oficina para revisar las redes: leo los comentarios, contesto mensajes e intento validar el calendario de contenidos para el día. Durante el resto de la jornada, separo mucho en mi cabeza lo que es mi vida como emprendedora de mi otra vida, y creo que en parte, esto es clave para aprender a desconectar y asociarle a cada cosa su momento.
¿Y cuando llego a casa?
Después del trabajo, dedico tiempo a las tareas más operativas de babbia:
Preparar pedidos
Revisar mensajes o emails pendientes
Crear contenido para redes sociales
Revisar los gastos e ingresos
Lo más difícil de estos momentos es no caer en la trampa de hacerlo todo. He aprendido a dejar cosas para mañana, a aceptar que hay días más productivos que otros y que hay formas de hacer las cosas que no son sostenibles a largo plazo. De hecho, he estado casi dos meses sin poder pasarme por aquí, y está bien. Emprender es una carrera de fondo, no de velocidad.
Un pequeño ritual que me ancla entre tanto movimiento: ponerme el Collar Alaiia antes de empezar a preparar pedidos o grabar contenido. Es un gesto simbólico que me recuerda que esto que hago tiene sentido, incluso cuando todo va rápido o me siento algo dispersa.
El fin de semana: mi espacio para crear
Los fines de semana son el corazón creativo de babbia. Es cuando realmente me meto en el taller y me pierdo entre formas, esmaltes y procesos creativos. Aquí es donde ocurre la magia, y también se requiere planificación: qué piezas desarrollar, qué encargos completar, qué ideas nuevas probar…
Necesito que estos momentos sean pausados. Me sirven para reconectar, para recordar por qué empecé todo esto y para dejar que las piezas hablen, sin prisas. Crear con calma, sin distracciones, es lo que me mantiene inspirada y conectada con la marca.
Lo que me ayuda a mantener el equilibrio
No tengo un sistema cerrado, pero hay tres ideas que me ayudan a sostener esta doble vida sin quemarme:
Elegir prioridades. No puedo con todo, así que elijo lo importante. A veces es grabar un vídeo, otras terminar un pedido y otras simplemente descansar.
Tener estructura, no rigidez. Me organizo con calendario y notas, pero dejo espacio para la improvisación o la vida social.
Disfrutar el proceso. Recuerdo que babbia nació para darme alegría, no para añadirme una obligación extra que me cause estrés o malestar.
“Hazlo lo mejor que puedas hasta que sepas más. Cuando sepas más, hazlo mejor.”
Si también estás creando algo mientras trabajas, quiero que sepas que no estás sola. Cada minuto que dedicas a tu proyecto cuenta. No necesitas grandes bloques de tiempo, solo pequeños espacios llenos de intención. Irás más lento. Pero un paso dado es mejor que ningún paso.
Mi rutina no es perfecta. La he construido al ritmo que puedo… y quiero. Y me basta con saber que, al final del día, estoy caminando hacia lo que me hace bien.
Cuéntame: ¿cuál es tu momento favorito del día con tu proyecto? ¿Tienes alguna rutina que te inspire? Me encantaría leerla en comentarios. Nos vemos en el próximo post.